"La huella de un sueño no es menos real que la de una pisada".
George Duby, Historiador francés
Día 1: Taller de cuento infantil orientado por Jaidith Gomezcasseres Samur
El día empezó con el canto de aves de corral, momentos de silencio y algunas imágenes que recordaban el amor. Mientras observaba los altos follajes del bosque que nos circundaba, imaginaba a los niños de la vereda Arroyo Arena. ¿Cuántos llegarían a las instalaciones de la escuela? ¿Qué sentirán? ¿Qué pensarán?... La emoción me atravesaba por instantes. Para ellos y para mí era un día diferente.
Cruzamos el bosque, subimos una pendiente y caminamos hasta la escuela. Allí esperaban dos niños. El paisaje intentaba decirnos algo. La infancia empezó a brotar de repente cuando iniciamos la lectura de Pulgarcito. Entendí, observando a los niños, que el asombro y la risa nos habitan constantemente.
En los ojos de cada niño y niña que allí se encontraban, pude observar diversas expresiones de la vida. El cielo azul y el sol radiante me recordaron que volver a vivir es posible.
Día 2: taller de poesía para jóvenes orientado por Dayan A. Tuirán Berbel
Es casi mediodía en la escuela rural. Un caney de palma nos protege del calcinante sol que golpea las ondulaciones de este territorio atemporal. El silencio hace eco, el camino es solitario. Traigo canasta de paja, palabras sueltas y un niño constructor en mi interior. ¿Lo hará bien? se pregunta intranquilo.
Llegan los asistentes al taller, las miradas cargadas de futuro, las bocas cosidas que hablan el lenguaje de las hojas y las estaciones. Imagino sus historias, el rico manantial de su tímida inocencia que nos enseñan nuevamente, la risa, el llanto, la ganas de vivir sin turbación alguna.
¿Hace cuánto no sueñas? ¿Hace cuánto no recuerdas? ¿Hace cuánto no dispones la urdimbre para tejer en tu memoria? Me preguntaba el otro en el espejo, vísperas del viaje.
Para soñar, se requiere materia prima, palabras, lugares, olores, sabores, pequeños bloques que permitan dar consistencia a la imaginación [o] a los anhelos. Con palabras, se edifican los sueños más hermosos, a veces, casi siempre, convertidos en las más altas expresiones de la sensibilidad humana. Por eso escribimos y recortamos muchísimas palabras, las que luego sirvieron para re-crear una posibilidad, una potencia, una puerta de futuro.
Sueño con el hombre convertido en médico para su vereda; con la psicóloga al frente de su comunidad; con el futbolista que viaja por el mundo y trae regalos en navidad; con el cocinero que rinda homenaje a su progenie; con el poeta, lanzando dardos en forma de palabras. Sueño con Génesis, Ewis, Never, Rosiris, Luis, José, El "Mono", Jesús y tantos otros cuyos rostros más que nombres conservaré por siempre como huellas en mis recuerdos.
Algunas creaciones poéticas de los jóvenes:
“Mi vida es de mucho llanto pero con alegría” Anónimo
“Tu pelo marca territorio en mi ventana bella mujer” Jesús
“El vacío y el miedo se transforman en universo y poder” Rosiris, mi bendición
“El futuro es como una luciérnaga y una flor, siempre reflejan la cualidad y lo bello que es vivir” Ewis
Día 3: Muestra de cine orientada por Daniel Martínez Villamil.
Cuando se escondía el sol, el ambiente se tornaba azul y oscuro. Instalamos proyector, sonido y telón en medio de la cancha de fútbol; entre el colegio y la guardería. Todo estaba listo para recibir a niños, niñas, jóvenes y adultos de la vereda Arroyo Arena. Para la mayoría fue su primera experiencia con el cine.
Los más pequeños fueron los primeros en llegar -con su silencio y sus sonrisas, con la intriga y brillantez en sus ojos y cuerpos en medio de la oscuridad- . La luz de la pantalla dejaba ver sus sombras en movimiento para encontrarse con las de la pantalla grande.
Empezamos con la proyección del registro audiovisual de los talleres de cuento y poesía: una experiencia indescriptible. Continuamente, se proyectó la película principal de la noche: The Kid (El Chico) de Charlie Chaplin del año 1921. Cien años después, en este rincón de la sabana un genio del cine nos hizo reír, llorar y saltar. Finalmente proyectamos el corto animado La Abuela Grillo, que con su temática alrededor de la importancia del agua y de la unión del pueblo para resolver grandes desafíos, dejó a los asistentes con más conciencia y esperanza en sus pupilas.
La comunidad quedó feliz y con grandes deseos de vivir de nuevo una experiencia única, necesaria. La comunión y la reunión nos alegró el alma.
Gratitud y amor para esta comunidad que nos acogió y brindó su humanidad como ninguna otra lo hubiera hecho. En medio de albas, ocasos, silencios, paisajes de ensueño y la luz de la luna, nos sentimos en casa: parte del monte y del viento.
Compartir el mundo que nos apasiona (el de las letras, los sueños, la poesía, el cine, el amor) es posible porque la voluntad también nos compone. Agradecemos a Transportes Baquero Ltda; a la Fundación Educolombia y a todos aquellos que aportaron su grano de amor para que la comunidad de la vereda Arroyo Arena sintiera expresiones de un mundo aparentemente lejano.
*Nota sobre la jornada ¡A COMPARTIR EL MUNDO! llevada a cabo durante los días 15, 16 y 17 de diciembre/2021 en la comunidad de la vereda Arroyo Arena - corregimiento de Sincelejo por Colectivo Perincú.
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