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PARA AQUELLOS QUE AÚN PRACTICAN EL IN-ÚTIL ACTO DE LEER UN ANÁLISIS DE LO QUE OCURRE EN SINCELEJO*


Foto: “Gallinazos sobre la cultura”. Tomada por: Isidore L., 2023.

“Se necesita mucha valentía para levantarse contra nuestros enemigos, pero mucha más para levantarse contra nuestros amigos” (J. K. Rowling)

Un día, un grupo de sincelejanos -en su mayoría jóvenes artistas- se reunieron a las afueras del Teatro Municipal de su ciudad, con la intención de reclamar la apertura del principal recinto patrimonial para el disfrute de las Artes y la Cultura.
 
Este lugar -caracterizado por estar a oscuras y en silencio durante más de cuatro años- se llenaba de grietas hasta que, juventudes de diversas edades, pensamiento, arte y posturas, se encontraron cada viernes, a las afueras del nombrado templo, lanzando una sencilla proclama: "Y el Teatro ¿Pa’ cuándo?" Proclama que se expandió por toda la ciudad y empezó a despertar curiosidad en algunos de los habitantes y transeúntes.

Con talleres, conciertos, performances, lecturas, clown, marcha y hasta olla comunitaria, los nostálgicos de agenda artística y cultural se negaban a abandonar el barco, ya por su fuerza o por su potencia. Al final, la última línea de resistencia entregada al vacío de la Plazoleta de la Tambora y al de la Biblioteca Municipal desmantelada, recoge los escombros de lo que fue. 

Más allá del manto indiferenciado de lo que quiso ser “comunidad”, S.O.S Teatro fue la confirmación de un drama compartido que la ciudad y los ciudadanos aún se niegan a reconocer de modo tajante: El naufragio de las instituciones políticas y culturales. Entonces ¿Por qué seguimos esperando acciones de las viejas formas de gestión? Quizá porque seguimos siendo ilusos, dóciles,  conformistas. La vida del S.O.S. Teatro fue una obra que se fue escribiendo en el obrar y quedan grandes aprendizajes, entre ellos: para formar colectivamente primero nos debemos formar personalmente;  que todo proceso conlleva tiempo para gestarse y mucho más, para recoger sus primeros frutos. 

En medio de la inmediatez y superficialidad del mundo moderno muchas preguntas surgen, entre estas: ¿Por qué nos apartamos a mitad del camino de nuestros objetivos? ¿Qué es lo que nos falta aprender como individuos y colectivos? ¿A dónde fue el reclamo por participar como Comité Técnico por el rescate de nuestro Teatro Municipal?  ¿Qué fue lo que hizo crecer nuestras expectativas sobre un lugar en la ciudad conquistado a fuerza de constancia? y ¿Por qué a la vez somos la decepción de esas expectativas? Probablemente somos el triunfo del fracaso sólo que no perdemos fácilmente el entusiasmo.

Entregado a medias el ahora llamado “Centro Cultural”, no se propone una agenda permanente que vincule a sus artistas, ningún lugar se ha reservado luego de ganar tantas posiciones estratégicas. 

Muchas preguntas quedarán sin resolver. Quizá nuevamente dentro de algunos años volvamos a encontrarnos ya no para creer sino para crear. Crear para hacerle frente a la dominación, la desidia, el letargo.  Crear para simplemente ocupar el espacio-tiempo que nos arrebatamos. Crear sin la preocupación por el reconocimiento social, el dinero y otras artimañas que minan nuestro deseo de habitar lo público desde un interés compartido.

“Las casas que no se habitan se caen” dijo alguien en un momento de la historia. Quizá la casa del Arte de Sincelejo y del departamento de Sucre no se desplome, pues en él –ahora- habitan más que murciélagos. Sin embargo aún tiene hambre de sus artistas. 

Postdata: Sincelejo, los que aquí escribimos seguiremos reclamando lo que nos pertenece. También en la oscuridad hay escalas de luz. 
*Escrito por: participantes del Movimiento S.O.S. Teatro Municipal de Sincelejo. Editado por: Colectivo Perincú.  

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