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Algunos poemas de Stefhany Rojas Wagner*


Portada del libro: Breve tratado de la melancolía, S. Rojas W. Tomado de: https://www.udllibros.com/libro-breve_tratado_de_la_melancol%CDa-Y210010260

BREVE TRATADO DE LA MELANCOLÍA

Una mujer se inclina sobre mí 
en busca de lo que realmente es.
SYLVIA PLATH

MODELO PARA DESALMAR 

Lo imposible, la casi angustia de verme aquí
en estas paredes cubriendo mi cabeza
como una caverna al fondo de la tierra
con mi rotulo de adulta          

—hecha en Colombia,
modelo para desalmar, material desperfecto,
no hay garantías sobre este objeto,
úsese del modo más adecuado, no se aceptan devoluciones—; 

sin contar que en mis gestos más primitivos se revela 
que soy un animal que cayó de las estrellas,
estas paredes que van creciendo
donde mi alma se fragmenta y se busca
en la melancolía de emborracharse sola 
sola fingiendo que con ello supura su horrible herida,
perdiéndose en la ensoñación de la selva
con la noche sobre ella como una pecera de luces; 
este peso heredado que me metieron por la boca
cuando apenas nacía
sin que importara que mi sueño profundo 
es estar desnuda entre los cultivos de mora
con mi cuerpo purísimo y verdadero, 
pues no creo que el mundo se compone de este lenguaje
que rebana mi carne y me pone en venta,
sólo me escucharon decir que dolía y después nada,
después los años, 

—modelo para desalmar, no viene con instrucciones,
            no viene con accesorios, no se consiguen las piezas faltantes, 
modelo único, producción: 10.000 unidades—;

después el tiempo empolvando mi corazón al fondo de mí,
y él oculto, esperando el momento a explotar,
llevando con sumo cuidado la ceremonia 
donde purga todo lo que ama 
y lo convierte en flores, en peces, 
en seres invisibles de otra dimensión,
esperando a que estas paredes cedan y caigan 
sobre este planeta destrozándo todo. 
ROCK AND ROLL A DIEZ MIL PIES DE ALTURA

Elvis toca sobre la línea ecuatorial
en un avión que viaja al sur, 
huye de un país con hambre,
huye del cementerio.
Se sienta en mis piernas como un niño, 
con la nariz rota y un infarto irremediable.  
Mira la piel metálica de este buitre; 
los picos de las montañas alumbran 
a través de la ventana de polietileno.
Todo es bello cuando se oxida 
y se pierde en el espacio,
es este reflejo pálido de la noche 
lo que me pone neurótica
entre la sangre y la niebla.
Le digo: espera hago una llamada, cariño, 
espera que hay un hombre al otro lado de la línea.
Sí, estoy enamorada, sí, es como la cocaína. 

Hola, te llamé con mi caja negra,
¿Ves la luna desde la tierra?
Aquí estoy con Elvis y la vemos.
Suponemos que salimos de la atmósfera,
suponemos que lo distante es nuestro reino,
los muros de la capital que nos vomitan.
Dime, ¿ves los satélites?
solitarios como nosotros,
hostiles en el tiempo como nosotros,
perdidos en el firmamento 
entre esquirlas y astronautas. 
Te estoy aburriendo, ¿verdad?
Vuelve a la cama. Adiós. 


Elvis pregunta por qué vuelo con él
kilómetros lejos de casa,
no es por la montaña blanca de mis pulmones,
no es por el aceite bajo el músculo muerto,
no es por el agua envenenada de mi hígado;
hay esperanza, 
hay una ducha con sales minerales,
hay palabras de fantasía en la boca 
de este hombre en el teléfono.

Lo siento, Elvis, tengo que dejarte en este asteroide.
Tengo que marcharme de este manicomio.
ORACIÓN EN LLAMAS

En memoria de las Lideresas y Líderes 
Sociales asesinados en Colombia.

Señor, cuando anocheció 
la plaga se tragó este planeta,
el miedo invadió la casa y nos condenaste 
al oficio insaciable de buscar un alma. 
 
¿Recuerdas al primer animal 
que se levantó en dos patas, 
contempló la humanidad 
y anheló volver a las estrellas? 
 
Antes de la ceguera todos éramos el mismo ser
frente al milagro del sexo, del río, de la fruta, 
ardíamos,
pero nos dio vergüenza estar desnudos,
nos cosimos una máscara de carne
y nos fuimos quedando solos.
Ahora estamos abrazados en la misma fosa 
y este desamparo es lo que nos hermana.
 
Señor, ¿por qué el tiempo, 
la zozobra y la plaga bajo mi piel?
Hay dolor que no puedo decir con el lenguaje
y a veces lloro porque no comprendo mis pensamientos.
A menudo estoy aquí, también anhelo 
las estrellas desde la frontera
sin saber cómo cruzar.
 
Señor, si tus asesinos descubren este poema 
me lanzarán piedras,
a tientas caminarán en la penumbra 
culpables por desmembrar
mi cuerpo primitivo
y aún en esta oscuridad tan horrible 
se taparán los ojos.
Si me descubren como a mis hijos,
si se dan cuenta que los amo, 
que señalo a los predicadores,
que arranco la cobardía de mi estómago.
Dejo a la aurora tocar mi corazón
y escupo este migrar
de estar deshabitada y rota.
 
Señor, en estos tiempos aún ardo.
Me van a encontrar.
No hay nada que puedas hacer. 
EL ROCK DE LOS POBRES

Nosotros los pobres
caminamos con los pies desnudos
sobre el pavimento caliente del futuro.
Descubrimos el rostro a la aurora
y nos escupen las palomas.
Naufragamos en nosotros mismos.
Tenemos el bolsillo roto,
el pan duro del desespero,
el brote de ruda en la billetera.
Nosotros los pobres
bailamos la pólvora de diciembre
embutidos en ropa de segunda mano.
De niños nos sacan los piojos 
sobre un pañuelo, 
nos aplastan el cabello con saliva
y nos echan café en las heridas. 
Somos los desposeídos de sentido común,
los amputados de fantasía,
los que se limpian la nariz con los dedos.
Nosotros los pobres
incomodamos la vista, olemos raro  
y viajamos apretujados en los buses.
No sabemos qué es la Banca Mundial,
pero bebemos de su agua putrefacta.
Nuestras manos atrapan la luz del firmamento,
estamos desesperados por vivir y
sacamos nuestro ataúd
del hocico de la locura.
Lo sabemos, el contrato se rompió y 
el delirio se rompió.
Este nombre no nos pertenece
y este cuerpo está en vacante.
Nosotros los pobres
caminamos con los pies desnudos.
Nadie se detiene y nos lleva a casa.
Rompemos la guitarra contra el concreto.
Somos esta deliciosa música. 


Comentarios acerca de “Breve tratado de la melancolía” de Sthefany Rojas Wagner. 
Por: Dayan Alfredo Tuirán, Zully Zapa y Jaidith Gomezcasseres S. (Colectivo Perincú)

Solicitamos a Rojas Wagner que nos compartiera algunos de sus poemas para publicarlos en la página del Colectivo Perincú. Eligió cuatro poemas. Con uno solo quizá se intuya a la mujer. De entrada, en esta selección, el primer poema nos deja desarmados y deseosos de ver caer las paredes. El segundo invoca a Elvis, después lo abandona cerca de la estratosfera. Un hombre al otro lado del teléfono para escapar del manicomio. En este poema, las preguntas personales nos acechan y llegamos a una conclusión: sólo el amor nos arrebata de la muerte -Naloxona para esta sobredosis de oscuridad-. El tercero nos recuerda a la devota en cuerpo de primitiva. Ruega al señor una respuesta ante el desastre… es más que una oración en llamas. El cuarto sabe a punk. Estridente y subversivo. Notas con sabor a rabia y guitarras distorsionadas se escapan entre las líneas. 
La poesía de Stefhany Rojas Wagner sacude el alma y avisa que aún hay cosas que duelen en algún lugar. La melancolía de la poeta se une al grito que lanza la urbe para cantar a voces lo que suele ser la dolencia por la patria que arde, o por nacer en un mundo donde nadie habló de la esperanza. 
Rojas Wagner posiciona la cavilación de una mujer joven en medio de un mundo convulsionado. Permite vernos como entes que ambulan en ciudades desiertas y aparentemente llenas de nada. Mirar las estrellas se convierte en el único auxilio para los mortales que alguna vez creyeron en el amor. 
Podríamos decir que estos poemas extraídos del reciente libro Breve tratado de la melancolía nos acercan a una antropología del desamparo, el miedo y el reclamo. Nos acercan de golpe a pinturas de Picasso, Goya, Botero, Alejandro Obregón o Débora Arango, ya que la denuncia no se declara contra nadie en específico sino contra todo y todos. Es así como la poesía y la pintura permite comprender una realidad a través de símbolos, más allá de lo tangible y material. La ficción de temporalidad nos ofrece un tiempo disgregado, como un espejo quebrado por el puño de la nada y el todo. Su poesía posee un carácter plural, manifiesto en la amorosa búsqueda por la entereza.  

La autora deja claro lo detallado de su oficio como poeta, presto a contrarrestar la actitud pragmática ante el mundo y, sin necesidad de inventar un escenario, se pueden identificar componentes que permiten explicar ciertos detonantes:
“(…)
Señor, ¿por qué el tiempo, 
la zozobra y la plaga bajo mi piel?
Hay dolor que no puedo decir con el lenguaje
y a veces lloro porque no comprendo mis pensamientos. (…)”[1]

El rock más que un símbolo de rebeldía es el mecanismo para hablar de otras maneras posibles. El caerse lento en el hueco de las ausencias, del desamor o del abandono resulta ser la actividad preferida para la poeta que nos sitúa en esferas similares del sentir, el percibir y el vivir. 
Como lectores comprobamos, ratificamos y damos validez a fines de presenciar el horror y la belleza escondidos en su sencillez, una metódica metáfora sobre lo que proviene del terreno fantástico y que se complica si el asunto pertenece a la realidad inmediata y casual, acerca del ser humano que no puede lidiar con la falta de respuestas, de la vida y la poesía. Hay mucho que escudriñar en Rojas Wagner, invitamos a leer su obra. Este es tan solo un principio.

[1] Fragmento del poema: Oración en llamas. Stefhany Rojas Wagner. 

*Stefhany Rojas Wagner nació en Bogotá, Colombia, en 1994. Es poeta, novelista, artista plástica, editora y gestora cultural. Es profesional en Estudios Literarios de la Universidad Autónoma de Colombia y egresada del Preparatorio de Artes Plásticas y Visuales de la Academia Superior de Artes. Es co-fundadora y directora de Abisinia Editorial y de la revista argentina Abisinia Review www.abisiniareview.com. Fue ganadora de la convocatoria de Pasantías en Bibliotecas Públicas del Programa Nacional de Estímulos, Ministerio de Cultura de Colombia, 2019,. Breve tratado de la melancolía es su primer libro de poesía el cual fue uno de los ganadores del VIII Premio Nacional de Poesía Obra Inédita (2020), publicado con Valparaíso Ediciones (2021).
Sthefany Rojas Wagner. Fotografía enviada por la poeta.


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