Veo oscuridad (oscuridad)
Mi vista se nubla. Ni fe, ni esperanza, ni amor.
Veo oscuridad (oscuridad)
Calles, casas y cuadras.
Veo oscuridad y nada significa nada.
Desesperación, mi herencia. Shining
La ciudad atraviesa una de las peores crisis de su historia reciente. No hace falta volver sobre los últimos hechos de violencia para constatarlo. Al parecer, el colapso del orden institucional ejemplificado en la destitución de figuras de gobierno claves como el Alcalde y el Comandante de Policía en Sucre, ha dejado a la capital a merced de la zozobra. La maquinaria de muerte no natural, especialmente dirigida contra hombres jóvenes y empobrecidos parece salida de control.
Sumado a esto, la nula reflexión académica al respecto nos invita a cuestionar el estado de la producción de conocimiento en torno a los problemas que aquejan los diferentes sectores de la sociedad sincelejana. Desde todos los sentidos, reverberan reclamos contra las altas cifras de homicidios, casi uno diariamente en lo corrido del año; los hurtos, las extorsiones, el alto costo de los alimentos y servicios básicos; la inexistencia de vivienda digna, empleo formal, educación de calidad y espacios públicos intencionados para la formación ciudadana.
El título de esta exhortación nos remite a las nociones de Juvenicidio y Necropolítica. La primera entendida como “asesinato lento o expedito de los jóvenes portadores de identidades desacreditadas” (Valenzuela, 2015 en Meneses, 2018); y el segundo, relacionado al uso del poder que anula la vida mediante “economías de muerte” insertas en el orden capitalista contemporáneo.
En nuestro país, al igual que en México, El Salvador y Brasil, no son recientes ni mucho menos desconocidos los proyectos de gobierno que anulan de manera sistemática, física y moral, toda forma de alteridad. Instalados en lógicas paternalistas y adulto-céntricas criminalizan la condición juvenil y terminan por sitiar, desplazar, incluso eliminar, proyectos de vida aún en gestación.
Para el caso particular cabe preguntarse ¿Quiénes son los jóvenes que están siendo asesinados en Sincelejo? ¿Qué relación guarda la ola de violencia con las demandas insatisfechas de los sectores menos favorecidos? ¿A quiénes beneficia la poca transparencia de la información que debiere ser pública? ¿Qué prácticas son consideradas como peligrosas en el marco de la racionalidad dominante? Lejos de pretender dar respuestas inmediatas y definitivas, consideramos que se debe trasladar de manera urgente los debates y la producción de enunciados sobre la ciudad y sus problemáticas hacia espacios y posturas abiertas que permitan delimitar y pactar el horizonte desdibujado que hoy la ciudadanía en cabeza de sus jóvenes empieza a reclamar.
A pesar del fatídico panorama, saludamos las expresiones que en cabeza de diferentes individuos y colectividades reclaman la dimensión formativa del espacio público como es el caso de la Minga Cultural y Artística Salvemos al Teatro Municipal, movimiento que ha sabido dirigir la mirada hacia los focos neurálgicos de la crisis: La ausencia de sensibilidad estética que ha caracterizado a la población, el desconocimiento de los elementos que configuran el tejido identitario y la inexistencia de públicos en escenarios de aprendizaje no formal.
Ha llegado la hora de asumir el momento histórico que nos convoca y son las manifestaciones contrarias a la violencia las que pueden arrancarnos de sus garras ¿Durante cuánto tiempo más habremos de soportar la permanencia en estado de barbarie?
Medellín, 17 de septiembre de 2022
Referencias bibliográficas
Meneses Reyes, Marcela. (2018). Ni unx más. Revista mexicana de ciencias políticas y sociales, 63(233), 405-411. https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2018.233.56935
Valenzuela, José Manuel (coord.) (2015) Juvenicidio. Ayotzinapa y las vidas precarias en América Latina y España. México: NED/ Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente/El Colegio de la Frontera Norte.
* Escrito de reflexión desarrollado por miembros del Colectivo Perincú.
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