1.
La luz dibuja los contornos
Revela el peso que contienen las formas.
Una diminuta capa las separa de la nada
Una capa transparente
Casi imperceptible
Que no es luz
Que es más bien
El poder del ojo que mira.
3.
Decirte
Decirnos
La palabra no nos nombra
Somos
En el mutismo de los payasos
Testigos de una vida impronunciada
Un fuego etéreo que jamás será artilugio de poetas
Que no es voz
Decirnos nuestros
E ignorar que somos.
6.
La distancia que divide los extremos
es cercana y diminuta
Casi inexistente
Tiene la geometría de un punto que se alarga
para formar la cuerda
Por la que casi siempre
Caminamos
7.
Un horizonte pintado de metales
Cardúmenes ebullendo
Tras la violencia de nuestros pies
succionados por diminutas hambres
Atragantados en el plexo afilado del adentro
Arrastrándonos hacia lo profundo
Estabas tú en la distancia justa del horizonte
Divisando la vidriera que corta la silueta redonda que tiene el mar cuando se pierde en el abismo
Estabas tú
Esperando a que emergiera desde algún estómago
Diáfana
Perlada
Brillante
Pero no advertiste la anatomía ósea del pez
No se vuelve entero de sus púas
8.
MATERIA OSCURA (UNA TEORÍA DEL AMOR)
No quiero decir juntos
Elisa Díaz Castelo
Me dices que el amor a distancia está en contra de las leyes naturales
Que el vacío entre dos cuerpos no puede sostenerlos
Dos masas en lejanía alteran la órbita de lo que queda
Y otra realidad sucede cuando nada nos está sucediendo
Me dices que necesitas la cercanía, rellenar el hueco, completar el cuerpo
Las palabras son absorbidas por ese agujero entre nosotros
Las palabras
Los poemas
Las promesas
El amor, por ejemplo, es invisible no hay teorías ni objetos suspendidos frente a él
Solo una fuerza capaz de replegar la distancia y hacernos caer uno frente al otro
La palabra amor pesa
Es materia oscura*.
* Entonces, los defensores de la materia oscura teorizan que la mayor parte del universo conocido está hecho de material que no interactúa con la luz, lo que lo hace invisible e indetectable, pero que este material explica gran parte de la atracción gravitacional
Wikipedia
9.
CONVERSACIÓN CON WISLAWA MIENTRAS HACEMOS LA CENA
En nosotros, ¿qué nos envuelve?
Wislawa Szymborska.
Interpretación I
El hombre ante la cebolla solo puede sentir pena de sí
Tanta capa en ella
Capa tras capa tras capa
Y afuera solo la nada que habita el centro del centro de la cebolla
Pero qué sería del hombre sin su manto de poros coloreados
Sin su fragancia vegetal
Solo sería abismo revelado
Blancura de huesos frágiles
Carne seca
Tierra bajo las uñas
Sangre inútil.
Interpretación II
La cebolla mira su centro
Siente pena de su abismo
Capa tras capa tras capa
Y al final nada de ella queda
Ni el fino manto de sus poros
Ni su coloreada nervadura
En el centro del centro
Una cebolla más pequeña
Disminuida ante su absoluta esencia
Nada se compara a ella
Ni siquiera el centro cuyo límite es el hombre.
Interpretación III
Ante el hombre la cebolla es agua amarga
Cada corte de cuchillo sondea su lágrima
Una gota en suspensión
En el bucle de las miradas
Se encuentra
El centro
El límite.
Comentarios sobre la selección de poemas, por Dayan Alfredo Tuirán y Jaidith Gomezcasseres S. (Colectivo Perincú)
En estos poemas que amablemente nos compartió Isabell Byakko o Angelica Sierra Franco, se vislumbra a un observador que se pregunta por la realidad aparentemente observada y que -tras mirar desde el cuestionamiento- puede decir que lo observado:
"no es luz
… es más bien
el poder del ojo que mira" (fragmento del Poema 1, en esta selección)
Con ello, constata que no existe realidad sin observador, uno de los planteamientos fundamentales de la Filosofía o la Epistemología de la Ciencia. Esta poesía compartida invita a observar lo externo de manera filosófica. Le propina voluntad y decisión al ser que observa. La imagen a menudo opaca el juicio, especialmente cuando de idealizaciones se compone.
Para el caso de esta selección de poemas, la poeta abstrae las formas y a partir de ello construye y decodifica su realidad por medio de un lenguaje, el cual es producto de la unidad sujeto observador-sujeto/objeto observado. La palabra no es suficiente ni nunca lo será. Alabado sea el silencio para decir lo que somos. Nos queda la caricia, más que el mutismo de los payasos. Sin embargo, este lenguaje no alcanza para expresar lo que se desea en su totalidad:
“La palabra no nos nombra” (fragmento del poema 3, incluido en esta selección)
Desde un planteamiento cognoscitivo, Isabell intenta comprender la realidad que construye a partir de la transformación que hace de la misma. Invita a observar con detenimiento, a descifrar las formas, a contemplar el paisaje. Habla de opuestos entre los que camina el equilibrista. ¿Referirá la cuerda floja: esa sucesión de puntos que es la línea delgada de un entre-dos?
Parece que la poeta piensa en los puntos de referencia de quien construye realidad. No basta la luz para aprehender el objeto. Hay un más allá que no se percibe, a la vez que pregunta por el fundamento de la cotidianidad: la insaciable copa del saber que no se llena.
Al leer la poesía de Angélica Sierra es inevitable no pensar en un cuadro de peces que devoran algo y hablan de ciertos retornos. Es imposible no hacernos preguntas como: ¿qué es la materia oscura en la teoría del amor? al tiempo que respondemos: es aquello que nos permite creer, así el objeto de amor, se encuentre lejos.
En medio de la travesía aparece la luz; la cocina; las cebollas de Wisława Szymborska, las de Angélica Sierra y la unidad vegetal -como metáfora de la vida- de los que sabemos de capas quitadas por afilados cuchillos, de límites y centros cuando no queda nada, de lágrimas mirando al abismo, de los seres-cebolla.
Invitamos a leer esta poesía que nos posiciona como observadores de mundos sin una aparente posibilidad de reconciliación, pero que habitamos irremediablemente.
Gracias a Angélica/Isabell por compartir la belleza.
*Angélica María Sierra Franco, caribeña nacida el 20 de noviembre de 1987. En una necesidad de transmitir la belleza, se graduó de Arquitecta de la Corporación Universitaria del Caribe CECAR en Sincelejo, especialista en Gerencia ambiental y magíster en Hábitat de la Universidad Nacional de Colombia. En el 2020, CECAR publicó su libro de poesía LA DANZA ENTRE LOS ÁRBOLES, poemario catalogado como una poesía jovial, mística y naturalista. En 2021, se publica FRAGMENTOS DE LUZ, por la editorial Apidama Editores al cuidado de la poeta Guiomar Cuesta. Este último poemario está construido desde la visión fragmentada del ser humano que representa diferentes facetas y voces de la existencia.
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