Presentamos una selección de poemas del libro Mujer Oblicua de Daniela Prado y algunos comentarios sobre esta obra.
Mujer oblicua
Entre la tensión de lo que está por romperse
y lo que va a surgir
digo mi nombre:
Lucía, Rosario, Dolores, María, Soledad
u otro sinónimo de los que implica resistir.
Oquedad entre el cuerpo y la identidad
siempre a medias, algo falta
Salgo a la noche
Y pregunto
¿qué clase de animal soy
o qué cosa?
No entiendo
¿En qué momento del camino
perdí todo lo que no era?
La buena madre
La buena hija
La buena esposa
La buena víctima
La dispuesta
La sumisa
Por exceso o por defecto
en la balanza
el peso nunca es suficiente y lloro dudas
¿Por qué lo bello resulta doloroso?
¿Por qué debo mutilar esta fuerza que camina
con sus fluidos cotidianos
y la sangre, los sudores, los hedores
que parecen un mar que está por suceder?
No soy sintética
como me han hecho creer
Soy orgánica
y con mi lenguaje oblicuo
vengo a cambiar el orden de las cosas.
Digo que no
“Antes que histérica, histórica”
Sara Hebe
Todo lo logro diciendo que no
Porque me niego a hacer de este cuerpo una catedral
Un museo de arte obsoleto
Que ya no comunica
Prefiero los recursos líquidos
que tienden al movimiento:
la sangre, las lágrimas
y todo lo que escurra.
Cargo esta identidad marina
por lo inabarcable
Este horizonte
Infinito
y cuando me siento a escribir extenuante
olas de horas de olas
El cuerpo es un recorrido
Y me negué otra vez a transitar
Perfecta y lentamente la norma
Entonces, exploro mi cuerpo como arcilla
Y me convierto en un pez que me besa
Las manos, el vientre y el corazón.
Nadie atravesará
De nuevo
Esta estructura
Nadie se atreverá a hablar
De los hijos que no cuidarán
Del polvo, los platos sucios
Las arrugas, el pelo blanco
La flacidez
Que traen
El tiempo y la experiencia.
Hay un pájaro muerto
Hay un pájaro muerto
En la garganta de esa mujer que atraviesa la calle
Que atraviesa mi cuerpo
Y revisa las líneas del tiempo
En su vientre, en mi frente.
Es un animal
Que se pliega con miedo
Y me abraza la espalda
Me acaricia los labios con las manos mojadas
Y descubre jardines dentro de nuestro sexo
Ondula
Un pequeño hilo sobre nuestros mundos
Que se besan desde partes diferentes
Cada que nos miramos al espejo.
Enfermas de siglo
Estábamos desesperadas y tristes
Enfermas de siglo
Hablo de la juventud como de caballos sordos
Como de cielos estallados.
La carne aún es noble
Y estamos servidas al borde de la nada
Observando el fuego de las palabras
Como la primera mujer en descubrir
Que no estaba hecha de aire
Sino de diosas contenidas en su cuerpo
Como la primera niña en distinguir
El movimiento del hastío
La penumbra, la otredad del miedo
Cantamos a la soledad, a la belleza
Y a la condición humana
Esa extremidad ajena que cuelga
Como la cabeza de un héroe sepultado.
Comentarios por: Zully Zapa Bohórquez y Jaidith Gomezcasseres Samur (Colectivo Perincú)
En la antigüedad clásica, Aristóteles planteó que el Ser Humano es un animal político. A partir de ello, resulta sencillo comprender que los ‘seres pensantes’ tienden a reflexionar, cuestionar y analizar el sistema social y cultural en el que se encuentran.
A través de la postura política se plantean soluciones a los conflictos que han tenido lugar en la sociedad. Dichas soluciones -en la actualidad- se direccionan a la inclusión de todo lo que el paradigma epistémico de la poli griega negaba: los pluriversos de la otredad.
Mujer oblicua es un acto de empatía y una manera de hablar sobre la existencia y validez de un sujeto colectivo que ha sido oprimido y marginado. Se podría decir que este libro es una descripción y posicionamiento de un género que ha emprendido luchas por la dignidad -un acto voluntario que, sin pretextos en el lenguaje- asocia la narrativa de cierta visión de vida con una especie de consciencia natural, que nos recuerda -en alguna medida- lo que somos como entidad, esencia y presencia.
Tan cierto es esto que, los poemas relacionados tienen un propósito exacto: crear una alegoría definida; rematar la composición de la figura humana y no agotar el tema de la jerarquía/categoría con la que se ha relacionado a la mujer.
“(…) quiero ser mejor humano o ¿humana? (…)”
La mujer como ser pensante y también animal político no puede negarse el reflexionar ni mucho menos el hablar. No puede evitar el posicionamiento ideológico y por ello político. No puede dejar de proponer o de oponerse ante lo que le parece injusto.
Daniela Prado en Mujer Oblicua aporta al hilo de las luchas por la dignidad femenina. Lanza un grito de descontento, de oposición, de cuestionamiento y conocimiento del cuerpo, la corporeidad, el sentir, el pensar y existir de las mujeres.
La frase con que D.P. inicia este libro: “Hay que demolerlo todo” es una apuesta al renacimiento, a la reconstrucción, a la transformación de paradigmas y el planteamiento de otros que vinculen a aquellos sujetos a los que se les ha negado su existencia-identidad-ser.
En su totalidad retrata líneas diáfanas en lo que a visión del mundo respecta, donde todo es propiamente conocido y el lenguaje es un sujeto más: la mujer.
*Escritora. Licenciada en Literatura de la Universidad del Valle. Artista visual y plástica de collage y collage/poesía con el proyecto gráfico: Bad Education Collage. Gestora cultural en torno a la promoción de poesía joven y escrita por mujeres. Fundadora de la editorial independiente Tristes Trópicos Editorial especializada en poesía inédita y joven de autores colombianos y latinoamericanos. Creadora y directora del proyecto cultural y literario de visibilización de poetas y artistas colombianas: Mujer Oblicua. Tallerista de escritura creativa y collage
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