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El tejido poético de la vida cotidiana y los dramas domésticos*


“Formulé mi propio estilo de dirección en mi propia cabeza, procediendo sin ninguna imitación innecesaria de los demás… Para mí no existía tal cosa como un maestro. He confiado completamente en mi propia fuerza.” – Yasujiro Ozu

Escena de la película / Trailer MUBI


Otra obra impecable y única del gran director japonés Yasujiro Ozu, llena de melancolía en su mirada sobre las relaciones humanas y con una crítica social comprensible y verdadera del Japón de la posguerra sobre la clase trabajadora. Las películas de Ozu son convincentes por su dualidad latente. El actor principal atrapa al espectador con su mirada melancólica y atractiva. En la primera parte del filme se muestra una vida llena alegría y risas. A medida que los minutos pasan, la vida en su sencillez y normalidad se va volviendo compleja, dramática y sin respuestas. Los personajes se ven enfrentados a cambios abruptos e inesperados, aunque sea para luego volver al mismo estado, pero definitivamente transformados. Es una historia en forma de espiral. Es más que una historia. Es la vida y la magia de los sentimientos. Es el cine trascendental de Ozu. 

Escena de la película / Trailer MUBI


Early Spring cuenta la historia de un asalariado en una compañía de Tokio. Él trabaja en una oficina junto con otros asalariados. Vive en un barrio común de la gran ciudad con su esposa, quien lo atiende y ama. Cuando está fuera del hogar se ve tentado por una amiga coqueta de un grupo de compañeros cercanos. El deseo lo acecha y le es infiel a su esposa. Pronto esta se da cuenta y se ve enfrentado a cambios bruscos como la intromisión de la otra mujer en su vida y la separación repentina con su esposa. Después de varias discusiones con sus amigos y de la muerte de alguien cercano a una temprana edad, el protagonista, consternado, habla con su padre en un muelle de Tokio. Este le dice que son cosas que pasan y que así es la vida, pero le aconseja que no se vuelva a equivocar. Finalmente, el personaje decide mudarse a una ciudad más pequeña al ser transferido por la compañía donde trabaja. Su esposa vuelve y ambos deciden empezar de nuevo. Esto es solo la superficie de la historia. El molde que establecido por la puesta en escena, cubre la profundidad y belleza reflejada en una gota de agua. 

Ozu captura la atención y tiene su encanto y misterio precisamente allí dónde lo cotidiano de la vida dentro del hogar y fuera de este se vuelven inseparables en su forma y contenido. Aportando vivacidad a la imagen y emoción entre una y otra, hasta hacernos llegar -junto con los protagonistas- a una explosión de emoción inexplicable. El tiempo pasa transformando a los personajes. “Lo único constante es el cambio”, así lo declara uno de los protagonistas de Hierbas Flotantes, una de sus películas a color posteriores a Inicio de Primavera. El tiempo y el espacio son dos fuerzas que mantienen su armonía a través del movimiento que entrelaza cada acción e incluso cada plano. 

Escena de la película / Trailer MUBI


La persistencia del estilo de Ozu se hace notable desde la primera imagen hasta la última. Su constancia se manifiesta al mantener la cámara a veinte centímetros del suelo y adecuarla solamente a planos medios con la lente de cincuenta milímetros -único objetivo que utilizó durante su filmografía-. Todo esto parece menor para cualquiera que no esté cercano al mundo del cine, pero realmente denota la grandeza de un autor que dedicó su vida a crear un mundo propio. 

Única y universal es su manera de plasmar las relaciones humanas, la familia, el trabajo, el pensamiento humano, el papel de la mujer en una sociedad manejada por hombres, las emociones y situaciones que nos hacen complejos. Las películas de Ozu empiezan de manera muy infantil, casi como si viéramos el mundo por primera vez. Pero mientras sucede el tiempo, parece que los personajes se van descubriendo interiormente. Cada uno va mostrando un poco de sí mismo, siendo una estrategia de Ozu para revelar más de ellos y de sus vidas cotidianas y sencillas. Cada imagen posee una belleza y profundidad indescriptible. 

Los detalles, los objetos, el movimiento, el sonido y la música están pensados para darle a la imagen su vida en pantalla. En un poderoso blanco y negro se logra apreciar esa capacidad del autor para convertir una historia sencilla y regular, en un drama universal, con el cual nos podemos sentir identificados en algún momento de nuestras vidas: cuando nos despedimos del lugar donde crecimos o cuando nos enfrentamos a la pérdida y a la separación familiar. Con esto quiero decir que la historia atrapa de igual manera como lo hace la composición, la imagen, la puesta en escena, la dirección de actores, entre otros elementos. Aunque todo esto queda en segundo lugar si uno realmente se deja llevar por lo que ve en pantalla: ese fluir constante, aunque todo parezca estático. Allí reside la fuerza de Ozu. En la persistencia de su estilo Zen; en su visión de la vida total plasmada en su cine como una huella tremendamente poética.

Escena de la película / Trailer MUBI


Los filmes de Ozu siguen el hilo interminable de historias de familias con tradiciones y rituales orientales alterados por occidente después de la Segunda Guerra Mundial. En un Japón moderno donde no solo prima un sistema heteropatriarcal -en el cual la mujer también es sometida- sino también la liberación de esta y su malestar, al verse destinada a los mandatos del hombre. Aunque el protagonista es puro amor y arrepentimiento, al final Ozu lo redime.

Hay diálogos e imágenes que quedan plasmadas en la memoria del espectador para siempre. O al menos en la mía. 

Por: Daniel Martínez

*Nota sobre la película Early Spring (Inicio de Primavera) de Yasujiro Ozu – 1956.
Imágenes tomadas de: Trailer (MUBI)

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